De ronda por un bar irlandés,
encuentro unos ojos azules entrañables,
y busco un traductor benévolo
que me ayude a expresarme.
De ronda por un bar irlandés,
veo un vikingo,
y con toda la sensualidad de mi cerveza negra
lo convenzo de placeres paganos.
Algún lunes,
me fascino con una mujer selkie,
hermosa y suave
como la piel de una foca.
El viernes,
me enamoro
de una gaita triste,
y mi amor se desmorona
al no ser correspondido.
Nunca más regresé al bar.
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